Beltza,

Color granate profundo de capa alta y ribete violáceo, la copa se llena de gruesas, densas y eternas lágrimas. 

Expresivo, algo denso, presencia frutal con forma de arándanos carnosos, ciruela y mora, tanto las negras como las entreveradas. Liga de cazar, crépe, punto fresco y herbal, pimientos de Gernika, piparra fresca de Ibarra, tanto la carne como la flor. Hay un aroma ligero pero peculiar de carácter ferroso, un aire tostado, incluso especiado a pimienta roja y rosa, que probablemente la evolución en botella ha desarrollado.

En boca la entrada es fresca, sensación falsa de rugosidad, el tanino marca pero se traba, cede espacio al carácter frutal y a una acidez tan integrada y sana, que puede pasar incluso desapercibida. Retumba lo sentido en la nariz sobre todo el toque, carácter y sentido vegetal, ahora muerdes los pimientos. Te gusta o te disgusta, no te deja elección, quizás en una sola copa pase para quienes no les agrade mucho el toque vegetal. Para quienes sí nos gusta, sobre todo el sano y natural el que conforma un conjunto y un todo, este vino es toda una gozada. Se trama todo con la terrosidad, las flores azules y el aire ferroso.

Es un vino fresco y frutal, primario pero nada sencillo, la evolución es magnifica y señala notas complejas de mineralidad y de la variedad inigualables. 

Recomiendo hacer lo que acabo de hacer al escribir la nota de cata, beberlo y escuchar a Joo Kraus y su tema Back to The Basic, son tal para cual. Ahhh! y sube el volumen hasta molestar.