Seguimos en nuestra Colla de Madalena cuatro parejas muy bien avenidas, preparados para celebrar la Nochevieja. Hace justo un año, probamos la añada 2017 de este curioso vino italiano que se elabora con parte de material pasificado en la propia vid. Abrimos la botella y dejamos que respirase una media horita antes de proceder con su valoración. Corcho algo corto aunque muy compacto y tintado tan solo en su base.

VISUAL: Color rojo picota de capa media-alta, con un estrecho ribete en tonos amoratados, muy brillante. Su lágrima es esbelta, abundante y ligeramente tintada (92).

OLFATIVA: Desprende aromas de frutos del bosque maduros, arándanos, grosellas y moras. Al rato podemos encontrar fragancias florales de rosas rojas así como notas especiadas de pimienta y nuez moscada. También hay unos frescos recuerdos herbáceos de hierba recién cortada y un puntito de ebanistería fina. De intensidad media y bien en complejidad (89).

GUSTATIVA: Nos encontramos con un ataque potente, de alta acidez y gran amplitud. Paso por boca seco, con los taninos marcados, un poco más rudo al tacto que el 2017. En retronasal podemos percibir aromas florales y herbáceos, mientras que en el post-gusto la fruta acompotada es la protagonista. Tacto terroso con apuntes especiados de pimienta negra y con un puntito amaderado de fondo. Impetuoso y carnosito. De nuevo pensamos que necesita algo de botella (86).

La RCP es muy buena. Veo este vino en algunas webs a 9 euros.

MARIDAJE: Lo abrimos chateando, aunque llegó a acompañar junto a un Remelluri, unos suculentos gambones plancha. Con el suficiente carácter para lidiar con los intensos sabores marinos de nuestros gambones. Empieza la noche y con una compañía inmejorable.

Salud-os!!