Este Métisse es un vino que me tiene encandilado y que pese a haberlo probado varias veces, por diversas circunstancias, nunca había podido beber más de dos copas cada vez. Se trata en primer lugar de una elaboración biodinámica pero alejada de rarezas. Podríamos decir que es de corte oxidativo pero tampoco lo afirmaríamos de manera rotunda. En segundo lugar, es importante reseñar que proviene de ocho parcelas diferentes. Eso le dota de un gran equilibrio. Es uno de sus rasgos identificativos. Además, todas de Côte des Bar, una de las zonas menos trilladas de la denominación. Para terminar de enmarañarlo todo, su coupage contiene pinot noir en su mayoría, pero también pinot blanc, variedad rara y escasa. ¿Resultado? Un champagne franco, proporcionado y sedoso.