Entrechuelos es una de las marcas de la Bodega que D. Miguel Domecq tiene a cierta distancia de Jerez de la Frontera en la zona conocida como Cortijo de Torrecera. Sus viñedos de 45 ha están asentados sobre suelos de albarizas del interior de los que elabora tintos y blancos, todos con muy buen posicionamiento en la provincia. Este vino es de la añada 2019, lo encuentro ya muy arropado por el cristal. La nariz desarrolla notas de frutas amarillas confitadas bajo media intensidad, hierbas medicinales y matices que se inician como los terciarios típicos de los vinos blancos con algo de botella. La boca es estructurada, con buena acidez, cierto perfil de unidimensionalidad, largo y con sensaciones que llegan hasta el posgusto de toquecitos vegetales que te bañan con un recuerdo amargoso donde al final sale la piña / ciruela amarilla entreverada. Todo bajo una mediana dimensión. La familia Domecq es un referente en la zona como impulsores del vino de Jerez desde el principio. Han aportado al Jerez no solo su visión, empresa, historia y trabajo, sino que creo que el Jerez sería diferente si ellos no hubiesen existido, al igual que pasa con la impronta del resto de familias bodegueras de la provincia. Por este motivo es una maravilla poder tomar un Chardonnay de un Domecq y que sale como vino de la Tierra de Cádiz, es signo de adaptación y de ser de un sector al que su familia se ha dedicado casi 300 años y al que él sigue vinculado. Un chardonnay ciertamente albarizado por sangre propia.