Cercana a Saint-Emilion, la pequeña AOC. Fronsac pasa desapercibida : sin embargo posee propiedades de muy gran calidad : Château Dalem, Château Fontenil, Château Mayne-Vieil, Château La Vieille Cure y Château de La Dauphine, cuya ambiciosa meta consiste en elaborar vinos biodinámicos en una zona tradicionalista.
La añada 2015 marca un punto de inflexión importante : el vino muestra un color púrpura claro. Desarrolla fragancias de frutas silvestres - cerezas sobemaduras, frambuesas, zarzamoras con matices de hojas de hiedra, de almizcle - y de especias indias. Fresco al paladar, carnoso, crujiente, con una refrescante acidez y taninos finos, expresa toda la finura de la merlot - que puede ser una uva de mesa sabrosa - y la cabernet franc, bastante tánica sin ser excesiva, constituye su espina dorsal. En boca, muestra su falsa opulencia, su elegante delgadez, su riqueza organoléptica, sin falsas notas : encontramos gratas notas de ciruelas rojas asilvestradas, de fresas compotadas, con una pizca de menta apimentada. Más valdría descorchar semejante botella dentro de cinco años, cuando hayan aparecido los aromas y sabores terciarios.
Es un movimiento indetenible : en Francia, las propiedades vitivinícolas cambian por completo. El modo de pensar ecológico va ganando adeptos y los vinos - cada vez más sanos en los viñedos bordeleses - recuerdan los de los años 60, cuando casi nadie utilizaba a tontas y a locas los productos fitosanitarios : Burdeos - el último baluarte del razonamiento reaccionario - va progresando lenta pero seguramente. ( PVP : 18,00 € )
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