Que los rieslings no son los blancos a los que más oraciones dedico, de todos es sabido. Que en categorías secas con pocos años son vinos descarnados no hay quien lo niegue. Que cuando tornan hacia el dulce sin serlo tanto (spätlese y auslese) es donde encontramos lo mejor de la variedad, sólo algunos lo reconocen. Eso sí, cuando todo confluye, esto es, cuando añada, elaboración y productor van a la par, nos bebemos la botella y no nos damos cuenta. Es lo que nos ha pasado hoy con este Hermann Ludes, productor del que nos habían hablado maravillas y del que todavía no habíamos tenido ocasión de probar nada. Bébanlo sin piedad.