Lo bueno de las añadas maduras

Picota con borde aún rosa. Limpio y con brillo. Capa media tirando a alta.

Fruta roja y negra a partes iguales, mora, monte bajo, especias punzantes, algún toque animal, hojarasca, madera húmeda y mineralidad. Lo bueno de estos vinos es que siempre suelen dar lo mismo en todas las fases.

Boca joven, cargada de fuerza y tanino, con un alcohol que aunque marca 14º se muestra muy contenido, con acidez y con unas notas que pese a estar al principio de la vida, muestran los terciarios típicos de la zona. La madera, igual que en el resto de ediciones probadas, sólo acompaña.

Final largo y campestre.

Las añadas cálidas son más inmediatas y por ello, más fáciles de beber según salen al mercado. No hace falta guardar ni esperar. Y en una región como Piamonte, en el fondo es una ventaja.
 

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