Botella y etiquetado similar a la añada 2017.

Con menos botellas aún. Botella 74 de 454 botellas.

Corcho de buena factura que sale, junto con el símil de lacre superior, perfectamente.

Servido a unos 7-10ºC.

Visual

Amarillo dorado con reflejos muy levemente oscuros tirando algo a tonos ámbar, parece algo evolucionado; limpio, brillante.

Buena visual y packaging aunque parece subido de color. (8,5)

Nariz

De buena intensidad con fruta blanca de hueso, algunos florales pero, sobre todo, cantos rodados húmedos, toques calizos, un punto de panal de abejas aunque más parco en nariz que lo recordaba de la añada 2017 (donde me gustó bastante más).

Buena nariz aunque, como digo, la 2017 me gustó e impresionó bastante más. Aquí las notas ajerezadas, de albariza y salinidad, son notablemente menores. (8)

Boca

Ataque con buena fruta, fresco, seco, sabroso, levemente salino y mineral, de buena acidez, buen volumen, cierta untuosidad y cremosidad y de agradable paso por boca.

El final es de buena longitud, con fruta levemente amargosa y un punto cremoso, salino, mineral y herbáceo que lo redondea bastante bien en retrogusto y retronasal.

La boca es mejor que la nariz pero, una vez más, prefiero mucho más la añada 2017. Le falta punch, es algo más pesado en la 2018 y falta mineralidad y salinidad que allí sí tenía. (8,4)

En esta añada, o el vino ha cambiado o la botella no me salió especialmente buena pues, todo lo que la 2017 me impresionó, en este caso, me ha dejado algo defraudado e indiferente.

Creo que le voy a dar otra oportunidad y compraré otra botella de la 2018 para ver si confirmo sensaciones o fue sólo cosa de esta botella nº 74 (de paso, creo que pillaré también de la 2017 que aún puedo e intentaré comparar).

En este caso, dadas las sensaciones, la RCP la veo floja para casi 18€/botella (y a pesar de que, es cierto, son muy pocas botellas).