¡Vivo!.

Han transcurrido 7 años y  6 meses desde la última botella bebida de este vino. ¿Qué me he encontrado?. La primera sorpresa, que sigue vivo. El corcho ligeramente deteriorado, indica la añada, el nombre de la bodega y su escudo, pero he podido extraerle con un sacacorcho de láminas. Se encontraba humedecido.

      A la vista un color amarillo topacio y color yodo de capa media baja. Limpio, brillante y con una fina y lenta lágrima en su discurrir por el cáliz de la copa. Ribete amariilo dorado y topacio. Con muy débil precipitación.

     En nariz se perciben notas cítricas, salinidad, notas de naranja escarchada y ligeras notas de su crianza en madera. Me recuerda mucho a un amontillado.

     En boca fresca acidez y salinidad, madera de su crianza, frutas cítricas y de naranja escarchadas. Mantiene volumen y está elegante y equilibrado. Muy diferente a las anteriores  botellas bebidas. Mantiene una fresca acidez que invita a beber y que le podría haber dado más años de vida. Está sabroso, corpulento, voluminoso y salino en el paso de boca. Continua siendo un vino muy largo. Me da una permanencia de casi 4 minutos.

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