Tenía tiempo de no tomarme un "bobal" y lo que había tomado eran vinos de otro estilo. Este vino, de producción limitadísima, me lo recomendó un buen amigo y colega, posiblemente uno de los comerciantes de vinos mas apasionados que conozco. Mas bien fué un "intercambio de tiempos de Coronavirus, en el cual ambos queríamos probar cosas distintas.

Lo primero que me sorprendió fue el color. Un rubí muy profundo, oscuro. 

Aroma muy "Mediterráneo", fruta roja de gran fuerza y calidad, con notas que van apareciendo conforme el vino se va aireando: primero aparecen tostados muy agradables y nada invasivos, cacao oscuro, café, maderas finas. Luego aparecen notas de hierbas secas tipo provenzal...recuerdos de bouquet garní a punto de introducirlo a un estofado en plena cocción. La fruta se va tornando mas dulzona... recuerdos a arándanos deshidratados. Todo estos aromas van acompañados en todo momento de un frescor que lo podría describir entre notas balsámicas y frutilla ácida.

En boca igual ... gran expresión frutal, con mucha fuerza. Inicio con cierta rusticidad que se va puliendo y tornando mas elegante en cada trago. 

Gran vino, el mejor Bobal que he probado. Vino de los que se le pueden denominar "de garaje". Aqui no hay grandes bodegas de arquitectura modernista (lo cual me importa un pepino)... hay una gran materia prima, Bobal que casi me dobla la edad, un terruño privilegiado, y la pasión de Micaela Rubio plasmada en tan solo 2000 botellas anuales.

Vino que me ha traido grandes recuerdos de cuando solía importar a México vinos de este tipo, y un pequeño encuentro con Humberto Falcón, gran colega y amigo al que, aunque malamente veo con poca frecuencia, le guardo gran aprecio.