Una auténtica delicia

Un vino en perfecto estado que pese a tener casi veinte años creo que está en su mejor momento.

No tiene poso, se mantiene rosa y la capa sigue siendo baja.

La nariz es un prodigio, tan joven como si se hubiera mantenido en formol: flores silvestres, fruta negra en perfecto estado de madurez, especias de monte bajo (suaves y ninguna punzante), muy pocos terciarios (levísimos cueros y un poco de hojarasca) y mineralidad.

La boca es aterciopelada, muestra un paso femenino, sutil y balanceado. No hay alcohol, no hay un gran tanino, no hay rusticidad, pero sin embargo hay una frescura estupenda. Da gusto beberse estos vinos cuando están en su estado vital óptimo.

Final de intensidad media-alta.

Creo que además es un viñedo que desapareció.

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