Una maravillosa rareza

Dorado-cobrizo-anaranjado. Limpísimo.

Efluvios muy intensos se muestran presentes desde el principio. Cítricos (una naranja muy acentuada), mentolados, flores todavía frescas, toques punzantes, nuez, anís... Un sinfín de aromas que llegan para quedarse, que son nítidos y acentuados. Maravillosa fase. ¿Hay flor? ¿cuánto hace que se ha ido? Preguntas que ni el más sabio, sabría responder.

Y ya en boca, cuando nos hacemos a la idea de que se trata de una solera de 1947, directamente flipamos. Debería ser más oscura, debería ser menos ácida y en definitiva, debería ser menos juvenil. Así dicen que eran antes, yo la verdad es que no tuve la suerte de haberlos probado.

Final enorme.

Tenemos mucho que agradecerte, Chus. 

Grande, raro y peculiar. Pero muy abierto desde el inicio. Es lo que hay. 

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