Transmite cosas interesantes después de dos décadas en botella.

 

Rojo cereza de media capa y ribete teja. La nariz con toques reducidos traslada fruta roja escarchada, hojarasca, piel curtida, pétalos de rosa marchitos, empireumáticos entremezclados con especias, tabaco y humus. Al final queda una sensación como de caramelo medicamentoso entremezclado con tabaco rubio y tierra de maceta. En boca es de ataque suave, algo diluido traslada matices de frutas rojas maduras sobre sensaciones amargosas y quemadas / ahumadas. Hay una buena acidez que proyecta en la evolución a la fruta, que se ve envuelta en tostados oxidativos que aportan cierta estructura y carnosidad al proceso, incluido el posgusto. Retronasal con ese toque de fruta roja madura, reducción y tueste ahumado oxidativo. Un vino joven y sin crianza en barrica que tenía en mi fondo de armario desde hace por lo menos 20 años. Transmite cosas interesantes y ricas, pero creo que este escenario actual no era su objetivo. Algunos vinos riojanos jóvenes, sobre todo con una buena base de alcohol y acidez aguantan y mejoran durante décadas en botella. Me da la sensación que los de la Rioja Alavesa bajo cierta maceración carbónica son ideales para ello, he tomado algunos cosecheros con 25 ó 30 años ( sin etiquetar ) que eran espectaculares. Este se puede disfrutar plenamente bajo las limitaciones que uno mismo decida darse a él y al vino. Mente abierta.

 

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