No cabe duda de que se trata de un Villages y encima joven. Lo que pasa es que el productor es la leche y la añada también. Y como además las chardonnay de este pueblo son junto con las de Puligny las mejores para mí, pues ya tengo título para esta reseña. Sencillamente es que se trata de vinos que me cautivan, que, además, no hace falta beberlos viejos o ni tan siquiera maduros. En tintos podremos debatir que si Burdeos, que si Rioja, que si Vega Sicilia. En blancos, la Borgoña está por encima de todo.