No tiene nada que envidiar, sensorialmente, a un Vega Sicilia de la misma añada.

Rojo cereza de capa alta y ribete teja. La nariz transmite desde el primer golpe aromas de frutas del bosque maduras ( ciruelas ), después salen notas terciarias, de cueros, especias, maderas y hojarasca en descomposición, una notita cárnica de tuétano y final que muestra a las ciruelas mas maduras recordando muy sutilmente a la uva pasa. Nuevamente notas tostadas, de carbón vegetal, empireumáticas, vegetales evolucionados y ese típico aroma de tueste humeante que se mezcla con todo lo imaginariamente tostado, vegetal y especiado. La fruta es siempre la protagonista envuelta en esos matices de minería y sotobosque que son una delicia. Tiene matices ferroviarios, no férricos. En boca es rico, cremoso, frutal y tostado, empireumático, vegetal y especiado, con sabores de cacao y menta, todas estas sensaciones continúan por vía retronasal y en el posgusto, uniéndose con un nexo común que son las ciruelas maduras espolvoreadas en cacao. Durón tiene unos vinos magníficos, pero creo que poco mediáticos. Creo que fueron unas de las primeras bodegas serias de la Ribera y además venía de la mano de Bodegas Alavesas, S,A, de Rioja, que sabían perfectamente lo que era elaborar vinos tintos con crianza. Por eso no me extraña la alta expresión de este vino. El conocimiento de la uva y la crianza en madera da un nivel, y en esa apoca de la Ribera del Duero, ocho de cada diez bodegas estaban como “ experimentando “. Creo que este vino me va a dar placer sensorial por lo menos en los próximos años de la próxima década, siempre D.m. No tiene nada que envidiar a un Vega Sicilia de la misma añada.