Magnifico exponente de los vinos de Pesquera de Duero y de Ribera.

Rojo picota de capa alta y pequeño ribete granate ocre. Nariz con aromas de frutas del bosque maduritas tocando el carácter pocho. Hay ahumados, tostados, mentolados, carbón vegetal, hojas de higuera trituradas, cacao negro, regaliz, bosque umbrío, lentisco, sotobosque y se están iniciando los aromas de la serie animal / terciarios. Todos estos aromas están envueltos en un carácter mentolado que me recuerda mucho a la zona y las bodegas vecinas. En boca es muy rico, de ataque suave tiene un corazón frutal estupendo que recuerda al de la ciruela negra madura, la pulpa cercana al hueso y bañada es notas de cacao en polvo, lo que le da mucha intensidad sápida. Fresco a la vez que equilibrado, llena la boca de esa fruta y esos tostados con una acidez muy buena que le otorga frescura y un carácter mentolado que deja una sensación levemente amargosa en el posgusto, como de tabaco - vegetal. Retronasal ahumada, balsámica y fruta roja madura ( fresones ). Esta bodega marca un estilo propio y definido desde hace años en Ribera del Duero, siempre ha estado ajena a las modas y a los cambios rápidos, esta filosofía de su propietario y creador D. Luis Sanz Bustos, la ha sabido transmitir a sus hijos Belen e Iván, que guardan celosamente su compromiso tanto con la finca como con su familia. Para mi uno de los mejores Riberas ya que independientemente de su cata la filosofía del proyecto muestra una entereza empresarial y enológica año tras año muy firme. Uno de los vinos que hay que tomar en sus diferentes añadas para entender bien la Ribera del Duero y a sus queridas gentes.