Hoy tenemos el inmenso placer de abrir este Barolo de la mítica añada de 1.961. Botella color ambarino con las etiquetas envejecidas pero de lectura clara. En la frontal reza "Il vino dei Re - il Re dei vini", o sea, "El vino de los reyes - el rey de los vinos"... Nivel de líquido justito, 2,5 cms por debajo del corcho. Abrimos con el abridor estándar de tijeras y milagrosamente nos encontramos un tapón espectacular, muy compacto, tintado en el 90% de su longitud y perfectamente adherido al cuello, sin fugas de ninguna clase. Único pero... su longitud, un pelín corto. Una vez abierta esperamos tres horas y media antes de proceder a su valoración a 17.5°C.

VISUAL: Presenta un precioso color rojo picota de alucinante capa alta para su edad. Ligera turbidez con un ribete atejado no muy amplio. Sin lágrima apreciable (95).

OLFATIVA: A copa parada emana frescos aromas de fruta escarchada acompañados de unos elegantes toques minerales de arcilla húmeda. Después comienzan a aflorar fragancias otoñales de bosque umbrío, hojarasca húmeda, fúngicos ("funghi porcini"), flor marchita, montebajo (orégano), regaliz de palo así como unos nítidos y exóticos especiados de fenogreco y pimienta negra. De fondo evoca recuerdos viejunos y terciarios a desván y naftalina, a cacao en polvo, café en grano y tabaco inglés. Al final encontramos unos finos tostados así como apuntes de roble de mucha calidad. De intensidad media pero enorme en su complejidad (92).

GUSTATIVA: En boca guauuuu!!!... Fantástico en su ataque, alta acidez y tremendamente untuoso. Corpulento, estructurado maravillosamente, con unos taninos que resurgen de menos a más para darle aires de grandísimo vino. Amplitud bárbara con un paso por boca cremosito y amable. Retronasal con aromas de ciruelas pasas y rosas secas. De trago largo en donde el post-gusto nos regala notas especiadas de pimienta, apuntes acompotados a confitura de frambuesas y unos amaderados de estratosférica elegancia. La persistencia se acerca a los tres minutos y medio, una delicia para el paladar, fino y equilibrado por los cuatro costados, en estado de clímax absoluto y sin fecha de caducidad. Estoy seguro que aguantará 10 o 20 años sin pestañear en su estado mesetario. Tremendo este Barolo, sobre todo en boca, de una calidad exquisita (95).

La RCP pese a que pagamos 43 euros por él, la considero muy buena, los vale con creces y más sabiendo que hablamos de un viejuno con 58 años y con esa vitalidad todavía, digno de admirar.

MARIDAJE: Nos tomamos la botella en tres ágapes. En el primero con unos fríjoles cuencanos con manitas. Después con un chuletón a la plancha con ajitos y romero y nos lo terminamos con nuestro surtido de embutidos ibéricos. Espectacular en todos los maridajes. Con las alubias los apuntes minerales y los fúngicos del vino se compenetraron a las mil maravillas. Con el suculento chuletón fue una delicia observar la armonía entre las notas animales de la carne y el puntito acompotado de nuestro Barolo. Y como siempre, acierto pleno al saborearlo con un buen plato de jamón serrano, queso manchego y embutidos ibéricos, es lo más parecido a tocar el cielo. Vinazo de una DO que nos sigue deparando grandísimas alegrías con sus viejunos. Grande este Barolo!!

Salud-os!!