Sensual tango argentino

Abierto 45 m. antes. Sin decantar.

Visual. Botella muy bien conservada. Corcho largo y aún flexible, tintado un par de mm. Cereza picota, con ribete rubí. Brillante. Capa alta. Lagrima trasparente y con presencia de leves sedimentos, de pequeño tamaño y que no entorpecen la cata.

Olfativa: Nariz de intensidad media-alta. Notas de fruta negra madura. Leves toques vegetales (eucalipto), regaliz, pimienta negra, un leve fondo de fina madera y algún mínimo apunte terciario (cuero). Aún en evolución, lo que no está mal para calzar ya 17 años.

Gustativa: Maravillosa boca. Excelente entrada. Claro predominio de la fruta. Amplio, con una potencia bien modulada, favorecida por una acidez excelente, que le dota de frescura. Cremoso, envolvente. Ligeras trazas de pimienta negra. Apuntes florales (rosas) y de leve madera perfectamente integrada. Fondo de licor (endrina). Taninos suaves. Vino redondo. Final con un bello cierre amargo (café, chocolate negro). Gran persistencia.

Lo he dicho más de una vez. Quienes den prioridad a la potencia sobre la elegancia, en Argentina, deben buscar Catena-Zapata y Cobos (en especial, en sus vinos TOP). Si se busca elegancia antes que potencia, los parcelarios de Achaval-Ferrer son las respuestas. 

Puro cuerpo argentino, pero de alma afrancesada. Y este, el Altamira, en especial. Maravilloso vino.

Precio en tienda 80-90 e. Comprado por 35 e. (precio que se toma para la RCP).