Amarillo pajizo y algo turbio. Limpio, gran calidad de corcho.

Flores silvestres, manzana y piña en pequeñas dosis, medidamente herbáceo y con una elevada y persistente mineralidad que tampoco ataca nuestras encías.

Paso sedoso, muy buena acidez que no llega a ser cortante y la dulzura justa: parece que va a ir bien de azúcar cuando lo metemos en la boca, luego se corta un poco, para finalmente dejar un leve indicio. Sólo 7º de alcohol, perfectamente indicado hasta en casos de extrema enfermedad.

Postgusto perfumado, pedregoso y largo.

Muy bueno, contenido y elegante.