Volvemos sobre un Barolo viejuno que tanta ilusión nos provoca y en esta ocasión con una de las añadas míticas de la D.O. Botella comprada en Agosto de 2016. Es una bodega que vamos a probar por primera vez, a ver qué tal. Abrimos la botella y la dejamos respirar por espacio de 4 horas y media. Increíblemente la pudimos abrir con el abridor estándar de tijeras y sacamos el tapón de una pieza. Tintado un centímetro aproximadamente desde su base, algo corto pero muy compacto. Servimos a 18°C aunque en la contraetiqueta recomienda a 20°C...

VISUAL: Presenta el típico color de baja intensidad de los Barolos viejos, rojo cereza de capa media-baja con un amplio ribete en tonos ocre-anaranjados bastante luminoso. Su lágrima es escasa, lenta, gruesa y transparente (88).

OLFATIVA: A copa parada y tras 4 horas encontramos intensos aromas animales a carne cruda que nos descolocan un poco. Al agitar la copa hay sutiles recuerdos de fruta roja en sazón, especiados de nuez moscada y clavo, notas de castañas asadas y un ligero aroma balsámico al final. La verdad es que los apuntes animales son predominantes de principio a fin lo cual penaliza bastante. Complejidad media e intensidad baja (83). Decir que en las tres ocasiones que nos tomamos el vino, en todas persistía ese "tufillo" animal.

GUSTATIVA: En boca muestra una tremenda acidez, voluptuoso y amplio. Los taninos muy dulces ayudando a un paso por boca suave y sedoso. Retronasal con aromas variados: fúngicos trufados, de flor marchita así como recuerdos especiados de pimienta blanca. Muy redondito ya, un poco escaso de corpulencia pero con tremenda amabilidad. Sensación de increíble frescura en boca pese a sus 52 años, sorprendente. Post-gusto ligeramente secante con notas de coulís de fresa, guindas en licor y sutiles aportes amaderados de ebanistería fina. Barolo sobresaliente en boca pero sin la personalidad abrumadora de otros probados anteriormente como los Giacomo Borgogno, Fontanafredda, Pio Césare o Valfieri (91).

La RCP la dejaré en correcta tan solo. Pagué por él 31 euros y obviamente esperábamos más tratándose de una añada como la de 1.967.

MARIDAJE: Nos lo tomamos en tres tandas. La primera con unos entrecottes, la segunda con unos muslitos de pollo deshuesados al tomillo y la última con un caldoso de langostinos y calamar. Excepcional con la carne roja pues las notas animales acompañaban perfectamente. Con los muslitos y el tomillo armonía absoluta. Apuntes herbáceos en total equilibrio con las notas trufadas del vino. Y con el arrocito una delicia también pues los aromas marinos armonizaron delicadamente con la acidez y los toques a fruta madura de nuestro Barolo. Lástima de nariz pues en boca estaba rico, rico.

Salud-os!!