Esta es otra de las botellas que llevé a la cena de Nochevieja en nuestra Colla. La abrimos un par de horitas antes para que se oxigenase el tiempo suficiente. El nivel de líquido estaba justito, en la base del cuello. El tapón salió bien con el abridor estándar de tijeras, largo, compacto y tintado medio centímetro desde su base. Servimos a 17°C:

VISUAL: Presenta un color rojo picota de capa media con el ribete en tonalidades rubí algo atejadas. Lágrima escasa, fina, lenta y transparente (86).

OLFATIVA: Inicialmente encontramos notas de fruta en compota (higos). Si agitamos el líquido aparecen aromas balsámicos (eucalipto), regaliz, especiados de vainilla y clavo, vegetales de pimiento, minerales de arcilla mojada y apuntes terciarios varios, posos de café, pelo animal, chocolate negro y cuero curtido. La madera muy sutil, casi inapreciable. Muy complejo pero de intensidad media-baja (88).

GUSTATIVA: En boca posee un buen ataque, acidez media y taninos a medio pulir, aún presentes. Paso por boca mineral, terroso y con aromas retronasales a tinta china. También encontramos notas especiadas (pimienta de jamaica) y algo de pimiento rojo. Post-gusto carnosito, ligeramente amargo con una persistencia de tres minutos y 10 segundos. Un tanto rústico en mi modesta opinión, falto de elegancia aunque se trate de un vino notable por supuesto. No sé si en botella mejorará más pues de acidez va un poco justito ya, lo único que se dulcifiquen más esos taninos y adquiera una textura más sedosa. Una incógnita la verdad. Creo que nos queda otra así que lo veremos en unos añitos (86). Esperábamos más sinceramente.

La RCP la voy a dejar en buena pues conseguí las botellas por 16 euros cada una.

MARIDAJE: Este vino acompañó junto con el Roda I 1997 un capón con un relleno de trufas, ciruelas y piñones. Acertado maridaje, potentes sabores del relleno, fúngicos y frutales en perfecta armonía con la marcada mineralidad del vino. Eso sí, el Roda I le ganó por goleada, no se puede ni comparar.

Salud-os!!