Dos botellas más...

abiertas y degustadas por dos o tres "amigotes" que han venido a verme por tomarse unas copitas, y que  aunque son unas bellas personas, ellos mismo reconocen que no saben de vino, uno de ellos incluso dice que no sabe diferenciar el vino blanco del tinto.

Las sensaciones son las mismas descritas más abajo, aunque la verdad que al haberlo tomado con compañía y con algunas viandas que valian la pena, mi valoración ha salido más elevada.

 

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