Dorado, limpio y brillante.
Aromas exuberantes. Hay pieles de limón y naranja, melocotón, anís, especias mediterráneas y piedras al sol.
La boca es corpulenta, la acidez sujeta la materia que tiene y el alcohol, siempre que no se caliente el vino en la copa, no se dispara. Posee mucha fruta y sabe a mar y a piedras.
Final largo y perfumado.
Blancos con una gran personalidad los de Marisa Cuomo. Sin ser sobreextraídos, tienen unas altas dosis de toques primarios. Este “mini” Fiorduva ya merece mucho la pena.
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