De cómo un gran productor salva una mala añada

Muy poco 2015 me parece indultable en Borgoña. Y todavía menos en blancos. Una añada que cuanto más pruebo, más me reafirma en mi teoría: nada más salir al mercado le faltó empuje y verticalidad y en estos momentos adolece de frescura y de ese inicio de complejidad que le pedimos a los vinos de cierto rango.

Sin embargo, un puñado de productores salvaron las naves y Jobard es uno de ellos. Este genérico que brilla como el sol (no lo digo en sentido metafórico, su color realmente resplandece) da de sí todo lo que esperaríamos de él, de hecho hasta es fiel reflejo del lugar del que proviene. Un mini Meursault de buen productor.

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