Color picota, limpio y brillante, lágrimas gruesas que tiñen la copa.
Aromas a fruta roja y negra, ciruelas, arándanos, frambuesas, notas lácteas, café.
En boca es un vino fresco, frutal, armonioso, cada cosa en su lugar, tostados ligeros, persistencia media. Tomado junto a un plato de solomillo al roquefort.
Me gustó éste roble de la Ribera del Duero, no me pareció tan comercial como otros. Recomendable.
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