Que no me hablen de cambio climático

Amarillo que no llega al dorado. Algo turbio.

Nariz abierta y compleja ya en el momento del descorche. Flores marchitas, fruta escarchada, piel de naranja, mazapán, yeso, algún indicio ahumado, polvo, barrica vieja, un deje mineral presente pero contenido... ¿a qué otro vino patrio podría recordarnos?

El perfil en boca es oxidativo, con unos sabores nítidos y femeninos. Todo bien puesto, pero muy sutil (madera, alcohol y corpulencia). Sobresale su acidez y empieza a extrañarnos su lugar de procedencia. De trago largo y con un caparazón esbelto, ofrece una buena verticalidad.

Final persistente.

Pues sí, un blanco que trae cierto parecido con Tondonia, aún con menor grado alcohólico y con mayor frescura. Elaborado además con dos uvas autóctonas de las que no se espera mucho. Da que pensar.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar