Un tratamiento de la moscatel al que no estamos acostumbrados

Etiqueta elegante, discreta, no hace falta más. El vino presenta un amarillo pálido, con una leve lágrima. Muy limpio.

Se ha abierto bastante desde el descorche, pero los aromas los percibo bastante alejados de los moscateles secos que solemos tomar en Málaga. Hay cítricos y flores, pero echo de menos el perfume explosivo que la moscatel de alejandría puede ofrecernos.

Acidez importante, seco y final ligeramente amargo. La aireación y subida de temperatura le han sentado bien. Yo no lo serviría demasiado frío.
 

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