Amarillo verdoso. Limpio y brillante.
En Puligny la aromática no suele ni empezar ni acabar demasiado intensamente. Siempre digo que para mí está entre medias de Meursault, Chassagne y Chablis y que coge lo mejor de los tres pueblos. Y todo, por supuesto medido, para dotar a estos vinos de la mayor finura y profundidad: estructura y una cierta opulencia, personalidad, carácter y paso marcado y acidez y frescura. Aquí hay cítricos, Pastilla Juanola, fósforo, humedad...
Postgusto largo.
Pernot es de lo mejor que hay en Borgoña. Tiene clase e historia y revela de la mejor manera posible el lugar del que procede.
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