Gratísima sorpresa.

 Joven proyecto en el Campo de Calatrava que está comandado por los enólogos: Pablo Ossorio y Alberto Calleja. Son 75 Ha. de viñedo a 700 metros de altitud y con una bodega pefectamente integrada con el paisaje del Campo de Calatrava.

      Un vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una etiqueta elegante, original y con una colorida ave que la preside. Corcho que la cierra de calidad.

      A la vista un color rojo granatoso y violáceo de capa media alta.  Limpio y brillante. Muy buena, densa, abundante y lenta lágrima en su deslizamiento por el cáliz de la copa al que tiñe de color púrpura. Ribete violáceo y granatoso.

     En nariz frescas y finas frutas en sazón. Frutas rojas del bosque y ligeras fresas. Madera de su crianza perfectamente integrada y en muy segundo plano. Mandan, y mucho, sus frescas y sazonadas frutas. Notas balsámicas y de mineralidad.

     En boca es donde mejor se expresa. Me encuentro ante un gran vino. Es muy elegante, aterciopelado, sedoso, equilibrado, con abundante carga frutal, pues retornan con muchísimo agrado las sazonadas frutas rojas encontradas en la fase olfativa. Un vino con carnosidad y con volumen, Es mineral y con los taninos domados. Tiene una elegante, fina y fresca acidez que invita a beber y que le va a otorgar varios años de vida. Gratísimo y elegante paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,30 minutos.

    Sin ninguna duda estoy ante un gran vino y proyecto.

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