Vino encerrado en un botella borgoñona que está vestida con una etiqueta de diseño moderno y en la que sobresale el dibujo de un gallo. Vino que debe ser para el consumo regional catalán y para el mercado internacional. Ni una palabra en castellano, ni en la etiqueta ni en la contra etiqueta. Correcto el corcho que la cierra.
A la vista un color rojo picota de capa media. Limpio y brillante. Irregular y fina lágrima que se desplaza con mucha pereza por el cáliz de la copa. Ribete granate y con ligeras notas cardenalicias.
En nariz frutas rojas y negras sobremaduras.
En boca está fresco y con una marcada acidez, pero no creo le dé mucha vida. Escasa fruta y muy seco. Notas de mineralidad, de monte bajo y agraz.
Amargo y agraz paso de boca y encima es largo. Me da una permanencia de 2,30 minutos. Ni con queso ha mejorado.
Color cereza guinda, capa media baja, destellos rubí. Nariz con poca intensidad que ofrece fruta roja, hierbas aromáticas como la manzanilla, espliego, tomillo y romero y una ligera mineralidad. En boca es un vino muy fresco, fruta roja crujiente, afilado y con simplicidad.
Agradable sin más, originalidad en las castas y algo subido de precio.
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