Su filosofía se basa en el “terroir” hasta tal punto que en bodega no es partidario de ensamblar al más puro estilo del champagne, el prefiere preservar la identidad y procedencia de sus uvas. Las uvas entran en bodega y se prensan para pasar a barricas nuevas. Es partidario de usar barricas nuevas no para aromatizar los vinos sino para utilizar el mínimo sulfuroso posible. Esto lo puede conseguir más fácilmente con barricas nuevas ya que éstas carecen del residuo microbiano de otras añadas. Savart tampoco es partidario de hacer la fermentación maloláctica, prefiere evitar que la mayoría de sus vinos la hagan para preservar la acidez eléctrica que se ha convertido en una característica de sus vinos. Por esta razón, también se niega a practicar el “battonage” (removido de lías). El vino base se cría durante 10 meses en las barricas nuevas antes del embotellado y la adición del “licor de tiraje” para la segunda fermentación en botella.