Color amarillo con ligeras notas verdes, limpio y brillante, cona en su carrera por el cáliz de la copa.
En nariz hay una buena intensidad de aromas de frutas (manzana) y flores blancas, notas cítricas y más ligeras notas tropicales con una persistencia bastante adecuada.
En boca es fresco, amable, muy frutal (manzana verde y algo tropical), equilibrado, presenta una buena acidez. Persistencia correcta.
Un vino interesante y algo afrancesado (para bien y para mal).
Vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una etiqueta de diseño clásico en la que predomina el color amarillo. El corcho que la cierra de rosca.
A la vista un color amarillo con ligeras notas verdes. Limpio y brillante. Fina, irregular y lenta lágrima en su carrera por el cáliz de la copa.
En nariz frescas frutas y flores blancas, notas cítricas y ligeras tropicales.
En boca es fresco, jovial, desenfadado, sin complicaciones, frutal y retornando con agrado las frutas percibidas en la fase olfativa, equilibrado, untuso. Con una elegante y frutal acidez que invita a beber y que le otorgará 2-3 años en perfecta forma. Correcto y fresco paso de boca. es un vino largo. Me da una permanencia de 2,15 minutos.
Un vino curioso, un chenin de Sudáfrica, además del 2017, supongo que la vendimia ya se ha realizado por el cambio de tiempo con el hemisferio norte. Pero el resultado es bueno, fresco, frutal, de color amarillo claro, con unos aromas ligeramente a manzana, toffee, sin mucha complejidad pero agradables aromas. En boca es algo goloso, notas exóticas, frutos secos, fruta blanca y notas minerales. Es equilibrado, algo primario al principio, pero luego notas cítricas y melocotón, es juvenil y fresco.