Pajizo casi transparente. Limpio y brillante.
Aromas limpios y francos: flor, uva blanca, piel de manzana madura, fruta jugosa y mineralidad.
Boca sencilla, refrescante y con todo en su sitio. La acidez es notable, el alcohol no se nota (no en vano marca 11.5º), y va sin madera. Todo ello hace que el trago nos parezca delicioso. No buscábamos más que lo que nos ha dado.
Final perfumado.
Hay vinos de los que no suelo escribir reseña, de hecho son la mayoría de los que bebo. O porque los pruebo en catas con amigos, o porque los abro con familia o porque son demasiado simples. El de hoy lo elegí en una taberna cántabra a la que voy en verano porque me apetecía un blanco sin más. Aún así, salí sorprendido en todos los aspectos. Está bastante bien.