Una chardonnay elegante y con todo en su sitio

Amarillo que empieza a tornarse dorado. Limpio, brillante y con una burbuja fina.
A la nariz en un principio, aún mostrándose varietal, la notamos un poco tímida. Poco a poco va despertando y ofrece algún cítrico, frutos secos, pimienta, toques lácteos y cremosos, mineralidad en forma de tiza y humedad. No decae de un día para otro, hoy nos hemos tomado las últimas dos copas y continuaba desplegando su abanico.
Boca equilibrada y distinguida. Todo está ahí y se conjuga en un perfecto orden. Acidez, alcohol, madera (vieja) y carbónico marchan a un mismo ritmo. Notas similares a las ya descritas en la fase anterior.
Final largo que deja recuerdos primarios, a panadería y a piedras.
Un blanc de blancs con clase y armonía, se supone que cada uno de los pagos de los que proviene le confiere una particularidad: de Vertus la vinosidad, la finura de Villeneuve y la "craie" del Mont Aimé. Una cuvée que no conocía y que ni siquiera anuncia este mago de la chardonnay en su página web. Por menos de 40€, poco más podemos pedir.

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