Personalidad propia

Catar o beber los Varietales de Enate, siempre ha sido un placer y una invitación a disfrutar de la fusión de los mejores frutos de la bodega, en cuanto a tintos se refiere. Primero de los Varietales probado por un servidor de esta década.
En este caso, el coupage se sirve de tres variedades, sin la compañía de la Tempranillo que, en pasadas ocasiones, había estado presente en la elaboración de este vino.

Visualmente presenta un limpio y brillante picota de capa media-alta y lágrima fina y abundante en la copa.
Nariz expresiva e intensa, donde ya se predispone otro Varietales diferente a lo realizado en otros tiempos: Especias (pimienta), notas florales que se entemezclan con una fruta fresca crujiente, a medio madurar. Balsámicos que aportan más si cabe, frescor a esta fase. La madera está en un segundo plano (los lácticos, los tostados...)
En boca es donde menos se parece a los Varietales de principios de los 2000. En concreto en ese perfil (nuevamente, empleo este adjetivo) fresco. Trago largo. Mucho menos cremoso, cálido y aterciopelado que en otras añadas. No exento de carácter, creo que es un Varietales con muchísimo potencial de envejecimiento, comparándolo objetivamente con otras añadas.
A cambio nos ofrece mucha materia "viva" en boca (fruta) y un tanino vivo (creo que ahora "muy" vivo). Final de buena persistencia, con especias y tostados más marcados que al principio del trago.

Desde luego, un regreso de esta referencia de Enate a "los ruedos", muy llamativo.
Por la "puerta grande"? Bueno, creo que desde la experiencia que he tenido con los anteriores, los cuales siempre he disfrutado bebiéndolos con mucha más botella y mucho más espaciados en el tiempo, sería mejor darle un buen tiempo más para opinar más acertadamente.
Eso es lo que me hará valorarlo como se merece: el tiempo.

Gracias a mi querido amigo Oscar, por poder disfrutar de este vino y de su compañía.