Un vino fino, tremendo, con tradición en su ensamblaje y modernidad en su resultado. Un vino fresco, atlántico, que me ha recordado por momentos a los de Gregorio Martínez.
Será por su frescura, por su fruta roja y negra crujiente, sus balsámicos, flores, unos tostados suaves que se perciben muy sutilmente, además de especias como pimienta jamaicana, clavo y también monte bajo. Es compleja, frutal, mineral, fresca!!!!
En boca, pues más de lo mismo, que no es poco :D Fruta, fruta, fruta, con unas especias más picantes, tostados, notas de café, flores, tomillo, mineralidad, frescura... Es denso, pero delicado y los taninos te dicen que están ahí, pero es para acompañarte en el camino, para decirte que hay vida y gamberrismo en el vino, pero del bueno.
Un grandísimo vino a un precio de escándalo para la calidad que tiene.
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