Al abrir la botella, salta a la nariz un olor a trufa, moho noble, monte, u otras fragancias vegetales. Presenta un color rojo profundo algo turbio, espeso y untuoso. El ataque en boca es preciso gracias al cabernet y en seguida se notan sabores de barrica bien integrados, especias como nuez moscada, canela, pimiento picante que permanece en la punta de la lengua. El segundo sabor es balsámico, tabaco, piel de naranja tostada, hojaldre, sin duda dado por la presencia del merlot, y un interesante conjunto bien equilibrado de amargo, ácido y dulce. El final, de duración media, insiste sobre la nota especiada, marihuana sobre todo, con una consistencia unificadora de cacao. Momento óptimo para tomarlo. No sé si podrá esperar mucho, porque añada correcta, sin más, en el Saint-Estephe. Se trata de un vino que te embruja, exótico, del que soy un incondicional absoluto. Por menos de 30 euros, y si compras directamente en el castillo menos de 25, buena RCP.

De acuerdo con lo dicho. Además destacaría la elegancia de los taninos en el paso en boca.

Rubí de buena capa.
En nariz es elegante, triste, lánguido, bonito, bastante floral: violetas, lavandas, rosas. Hay pinaza y tinta.
También se aprecian ciruelas, arándanos.
Paso en boca sólido, con firmes taninos. Acidez presente y correcta, final largo y muy complejo, marcado por muy ligeras notas de cuero mojado, establo, farmacia e hidrocarburos, que delatan la añada, y para mi gusto, no hieren el vino.
Puntuación técnica 8,1
Puntuación subjetiva 8,9
Es un vino que me gustaría volver a probar, creo que es un vino, sino de emoción, al menos "emocionante".