Marc Olivier se luce de nuevo. Sus vinos son de una consistencia impresionante, añada tras añada. Muy distintivos, puros y minerales, como deben serlo los mejores muscadets, pero con una amplitud de banda que sorprende en términos de voluptuosidad frutal.
El "Pepière" es baratito ($7.99) y se sirve frecuentemente como aperitivo chez Camblor. El 2001 nos ha salido rico. Herbáceo, con una mineralidad que recuerda conchas marinas y con bastante limón y manzana amarilla. Bien seco en boca, con acidez viva y fruta mullida. Largo, mineral, refrescante...
Si el 85 que catamos con Víctor de la Serna el viernes pasado es alguna evidencia, éste también puede añejar muy bonito.
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