Aquí hay a favor tres aspectos: un buen vino, excelente añada e, igual o más, el formato grande (que ayuda más de lo que creemos a la hora de alargar la vida en botella de un vino en condiciones todavía óptimas de consumo).
En lo particular, cada vez me gustan más los Mágnum. Cierto es que son más del doble de pesados que una botella estándar, que en las vinotecas no son tan fáciles de almacenar (y reducen sensiblemente la capacidad de la vinoteca, sea cuál sea el tipo de vinoteca) y, sobre todo, en multitud de ocasiones cuestan el doble (o más) que el formato estándar, pero, viéndolo por el lado positivo, aparte que te puedes olvidar un poco más del vino en cuestión, implica también (en un 99% de los casos), no tener que abrir dos botellas para una comida de amigos y, sobre todo, la posibilidad de compartir y disfrutar del vino con varias personas (idealmente entre 3-6) alrededor de una mesa en buena armonía ;)
Me alegro lo hayas disfrutado :)