No tan riojano

De color amarillo intenso, poco evolucionado para su edad. Fuerte sensación de grosor, oleoso, lágrimas densas, permanentes. Reflejos ambarinos y dorados, sin mucho brillo.

Buena intensidad, expresivo, con un acento meridional muy marcado. Sobresalen apuntes de hierbas de monte y un acento medicamentoso (té de roca, fenugreco, hinojo marino), garriga, flores blancas, retama de olor, acacia, y un punto amielado de fondo que se confunde con el pomelo y la infusion de citronela. Más cercano a una mistela mediterránea de lo que cabría esperar de una viura riojana. Abierto, gozoso, sin un exceso de complejidad pero totalmente entregado. Ordenado, dejando espacio poco a poco. Se abre sin dificultad a notas cremosas de la barrica y a un suave tostado.

Sorprendentemente en boca tiene un dulzor moderado, más en la línea habitual de los clasicos semidulces riojanos que de un vino dulce propiamente dicho; lo que contrasta con la gran cantidad de registros percibidos anteriormente. Equilibrado, algo grueso (menor a lo esperado), sabroso, más amplio que largo, con una acidez correcta y un final suficiente. Le falta pegada para dar un paso adelante pero no tiene mayores problemas. Se deja beber con mucha facilidad aunque se echa de menos mayor profundidad. Parece el mismo vino que comercializaba Paternina hace unos años con una etiqueta nueva.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/12/graciela-2003-blanco-reserva-semidulce.html

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar