Chablis nos es mi zona. Aunque soy un forofo de la Borgoña blanca, todo lo que había probado hasta ahora de esta parte tan septentrional me había parecido descarnado. Mucha acidez, pero poca estructura y escasa complejidad. Ya sé que aún soy un profano, me quedan Raveneau y Dauvissat, y pronto iré a por ellos.
Dorado, glicérico, limpio y brillante.
Nariz madura, con abanico, comprensible y placentera. Melón, melocotón, leves cítricos, almendra, panadería, mantequilla, barrica vieja y mineralidad.
Boca estructurada, grasa, con un repunte dulce y una acidez integrada. Alcohol y madera bien trabajados. Paso uniforme. Longitud y anchura a partes iguales. Recuerdos lácteos.
Final largo.
Que me perdonen los entendidos, pero este Les Clos me ha gustado porque no sabe a Chablis, al menos al que yo conocía. Más cercano, menos agreste y mucho más disfrutable. Así, sí.