Ha tenido menos éxito del esperado, pero yo tengo que decir que a mi me gusta mucho, tanto la gama básica como este, comparto tu valoración.
Un saludo.
Creo que es un vino para disfrutar los próximos 50 años.
Rojo picota, capa alta y pequeño ribete granate. En nariz se muestra barroco, con aromas de la crianza y primarios, ambos faltos de mayor integración, creo que es un excelente vino con vocación de botella, tengo la sensación de estar catándolo directamente de la barrica. Aromas férricos y de grosellas negras que sobrevuelan junto a otros que recuerdan a la fruta roja escarchada. Hierbas aromáticas con cierto recuerdo de notitas medicinales y vegetales. Notas calcáreas secas, como de polvo de cantera, esa mineralidad a veces eclipsa al resto de aromas y otras veces los potencia. En boca ostenta cuerpo, estructura tánica y sapidez. Tiene unos taninos frutales persistentes, pero en estos momentos los que más se perciben son los de la madera nueva, noble tueste que recuerda a las notas ahumadas del coco y al regaliz negro, también por vía retronasal. Posgusto levemente vegetal, mentolado y secante, como el de la ciruela que le falta algo de madurez. La acidez es patente y le da ese toque esbeltico en el proceso del paso por boca, además de ser un estandarte para la posible mejora con la crianza en botella. La sensación global es como de un vino nonato o prematuro, aunque el concepto quizás sea éste y que termine su gestación en las bodegas finalistas de sus padres adoptivos: nosotros. Que esté nuestra querida Vega Sicilia y Rothschild detrás del vino creo que algo me condiciona, por las expectativas que cada uno se crea y las comparaciones de sus otros vinos. Es un vino para comprar todo lo que se pueda, guardar y disfrutar los próximos 50 años.
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