La pausada evolución de un gran Barolo

Rubí con ribetes algo atejados, capa media.
Nariz con buena intensidad y toques reductivos iniciales que aconsejan una buena dosis de aire. Poco a poco se va abriendo y nos da notas de rosas secas, frutas rojas en licor, un fondo especiado de nuez moscada, trazas minerales, tabaco de pipa y ahumados. Surge igualmente un fondo terciario animal de cueros y caza de pluma, toques fúngicos y sangre de doncella, con ese inequívoco recuerdo metálico.
En boca es poderoso y está en plana forma, estos grandes Barolos tradicionales son vinos de muy lenta evolución. Enorme acidez y un paso donde muestra una engañosa ligereza, siendo largo y armónico en el final donde nos deja recuerdos de frutas licorosas y especias, con un tanino todavía presente. Buena persistencia.
Productor histórico en Las Langas y preciosa botella de la época para un vino que muestra toda la categoría que atesora, joven todavía y con esa garra de acidez y tanino de los buenos Barolos, máxime en una añada tan buena en la zona como el 67, año malo en casi todos los sitios salvo aquí. Un vino que a sus casi 50 años se bebe de maravilla.

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