Anaranjado con borde teja. Turbio y con algo de poso, capa media.
Desde el descorche sabíamos que íbamos a encontrarnos con un gran tinto. El tapón sale entero y continúa esponjoso.
Aromas maduros con incipientes terciarios, pero en los que todavía detectamos mucha fruta; ciruela, grosellas, tomate, laurel, sangre, fósforo, barrica húmeda, cueros, hojarasca y tierra mojada.
Perfecto en boca: elegancia, sobriedad y astringencia domada. Acidez notable y paso armonioso. Y todavía percibimos nervio y tensión. Notas parecidas a las que hemos descrito en la fase anterior.
Final de intensidad alta. Complejidad.
Una bodega conocida por sus vinos espumosos. Nunca habíamos probado ningún tinto, y éste me ha gustado mucho. Defiendo las chiavennascas lombardas de Franciacorta y del Valle de la Valtelina, hay quien dice que se elaboran mejor en Piamonte, pero el que haya estado allí sabrá que la técnica de la pasificación es necesaria, la humedad que hay en invierno cerca de Garda cala los huesos...
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