Dorado intenso limpio y brillante, sin presencia de precipitados.

Intenso y complejo en nariz, expresivo desde un primer momento y con una enorme limpieza. Notas de frutos secos, almendras, avellanas, frutas blancas muy maduras, flores secas, balsámicos, cítricos en confitura, piel de naranja, ahumados, trazas anisadas y especias. Absolutamente sorprendente.

En boca confirma sus registros, con una potencia inusitada para ser un vino de unos 50 años de edad estimada, manteniendo una fina acidez y con un paso redondo y pulido, con una gran amplitud en el final donde quedan los recuerdos de frutos secos amargos y frutas bien maduras. Persistente.

Botella de los años 60 de un vino que muestra lo que fue Rueda en su día, una zona donde se elaboraban unos vinos bajo flor formidables. Situado un poco entre un Vin Jaune del Jura y una Manzanilla Pasada, con un poco de ambos pero con su propia personalidad, ha sido una de las botellas más sorprendentes del 2014. Me encanta su pie de etiqueta: “La bodega cooperativa de La Seca cuenta con una modernísima instalación y es propietaria de pagos con un total de 2.348.627 cepas que la permite ocupar el primer lugar en el ramo de los vinos finos”. ¡Toma ya!