Pero qué boca!!!

Picota negruzca con menisco teja de alta capa.

Tras una hora de decantación, procedimos a su cata.

En nariz desde luego ya no es lo que fue. Ha perdido toda esa gama de registros que desplegaba años ha, quedando solo el bosque umbrío, el licor, y un atisbo forzado de regaliz. La fruta ya se evaporó.

Nos lo llevamos a la boca pensando que seguiría la línea marcada por la nariz, pero cual fue nuestra sorpresa al encontrarnos un vinazo pleno, vivo, expresivo... Un escándalo: sedoso, redondo, esférico, poseedor todavía de una acidez conductiva, atenuada, pulida, casi desmayada pero rebrotante... astringente con mucho cuidado. La fruta que se fue de la nariz, acaso por obra de algún prestidigitador, pasó a la boca, y de qué manera.

Un absoluto deleite, lástima de olfativa (si hubiera estado a la altura de la gustativa, rozaría el 10)

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