De color cereza granatoso de capa media-alta, muy oscuro. Reflejos rojizos, poco brillo, opaco, mate. Ligero precipitado en la base de la botella. Ribete estrecho, mínimo, anaranjado, con marcada diferencia respecto al menisco.
De maneras muy clásicas, enormemente proporcionado, homogéneo y elegante. Un Vega Sicilia delicado, fino, de gran nobleza, vaporoso, sutil, casi ausente. Se arranca brumoso, apegado a un lecho de sotobosque y térreos con toda la interminable retahíla otoñal que es capaz de ofrecer un Único en estado de gracia. Va a más... No para de ganar en expresión y contundencia sin perder esa gracia natural incial. Salen unas casi invisibles maderas, las más finas que podamos encontrar, detostado imperceptible, a las que se suman las hebras de tabaco, retales de cuero, pimientas ahumadas.
En boca lo mejor. Acaricia el paladar, mullido, ateriopelado. Está tan integrado que cuesta discernir lo que estamos bebiendo. Gana volumen a cada trago, más presente, más intenso y amplio, mostrando mayor garra (con una acidez soterrada que castiga por lo bajini) y una persistencia fuera de lo común. Un vino definitivo, lustroso, en plenitud, que ha conseguido ensamblarse hasta alcanzar su aleación definitiva. De la fragua de Vega Sicilia sale otro coloso que amplia la saga de mitos de la casa. Ante un vino así solo se puede hacer dos cosas: beber y callar!!
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/10/vega-sicilia-unico-1958.html