Bueno, pues cuando se enfrenta uno a estos vinazos tan reconocidos y reputados, lo hace con mucha ilusión.
Y luego...
Aprecié un vino fresco, en el que los vegetales, capitaneados por el pimiento verde, se comían con patatas a la fruta, y en el que las especias, muy diversas, le daban mucho juego a la nariz.
En boca fue creciendo conforme decrecía la botella, resultando un vino fresco, sedoso al tacto, de entrada elegante, paso ágil y despedida sutil.
No pagaría nunca lo que cuesta, pero oye, una experiencia agradable.
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