Es un vino tremendo. Un aroma enorme, con mil matices, con todas las frutas posibles. El color es una belleza, oro transparente. Y la boca magnífica, suave, redonda, persistente hasta lo incríble. Delicioso. Lo bebí con almejas, con ensalada... Pero a éste es mejor dejarlo sólo. No es que no maride, es que es un soltero de oro.
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