Un vino con mucha vida, muy expresivo y en un momento óptimo de consumo

Nos disponemos a catar un vino de una de las añadas míticas en la Rioja, un Faustino I Gran reserva de 1.982. La verdad es que me hacía ilusión catar este viejuno. Lo abrimos 45 minutos antes de la cata y lo servimos a 18°C. El nivel de la botella era alto, perfecto. El tapón íntegro, largo y sin aromas extraños. Muy bien conservado.

VISUAL: Color rubí, de capa media, sin diferencias en el ribete y con reflejos teja.

OLFATIVA: La primera impresión en nariz es de notas licorosas (licor de guindas), de fruta roja muy madura y de regaliz de palo. La intensidad es media-alta. Pese a sus 32 años, está en plena forma, potente en nariz. Al agitar, la fruta roja nos abruma. Se aprecian mucho las moras, las grosellas así como un fondo de confitura de ciruelas muy agradable. Con el tiempo asoman todo tipo de terciarios: madera (muy marcada), tabaco de pipa, especiados dulzones, avainillados, así como notas minerales de tierra húmeda y tinta china. Cambiante y complejo en nariz, una delicia olerlo y olerlo cada vez, una maravilla.

GUSTATIVA: El paso por boca es amplio y vigoroso, de acidez media, con los taninos aún presentes pero ya muy dulces. En postgusto nos vienen notas de pimienta negra y vainilla así como unos claros recuerdos a tabaco y rosas marchitas. De persistencia larga y acaramelada, muy agradable y que incita a beber. Un vino con mucha vida, muy expresivo y en un momento óptimo de consumo, aunque aún aguantará unos años más en botella sin ningún problema. Un vino sobresaliente que costó sobre los 25 euros por lo que la RCP la considero buena.

Para maridar este maravilloso brebaje preparamos un exquisito entrecot de buey argentino con una salsa de boletus y trufa morellana. Menudo homenaje nos dimos con la mujer !!

Por último, decir que esta es mi cata de vinos número 50 en Verema lo cual me llena de satisfacción. Un placer y un privilegio formar parte de esta gran familia de locos por el vino.